MAL DE MARES
Aquí estoy, preso de mi zozobra,
buscando el sextante que me guie
a través de los océanos del martirio,
pues mi barco tiempo ya a la deriva
necesita que su quilla le alivien
para poder llegar a buen destino.
Ni el furioso y violento temporal
ni la encorajinada mar y altiva
quebrará mi taciturna esperanza,
y gritaré a esa zorra de la suerte,
a esa loba de mar que es la vida,
que no me gusta más mi mentira.
Sobreviviré a la herrumbre y la sal,
no sucumbiré a la artillería del
océano
ni a la espuma de la amarga galerna,
y después de hender profundo el mal
que domina mi marea de juicio
al fin encontraré mi orilla eterna.
Javier Jiménez
Ya no hay batalla.
ResponderEliminarSe han dormido
sobre el caballo
todos los guerreros.
Y les silba la luna.
Yo que pensaba matar muriendo,
he decidido desmontar,
desnudarme y sentarme en la arena
a recordar cosas mas simples,
tus ojos, por ejemplo,
y el color de las tardes.
Atenázor
Sigue, Javier, trabajando el verso y el sentimiento.
ResponderEliminarGracias, Txaro
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